TERRITORIO INTELIGENTE
Ordenamiento Territorial en Mendoza: ley, plan provincial y planes municipales
Repasamos más de quince años de debate técnico, voluntad política y construcción institucional, un capital colectivo irrenunciable que nos ha legado un lenguaje común, una hoja de ruta explícita y la invaluable experiencia de haber sido pioneros del Ordenamiento Territorial en Argentina.
El caso Mendoza:
constancia institucional
+
músculo técnico
=
una década y media de ordenamiento con huella pública.
Mendoza cuenta con un marco pionero en Argentina: la Ley 8051 (2009) define el Ordenamiento Territorial (OT) como política de Estado y establece una jerarquía de instrumentos desde el Plan Provincial (PPOT) hasta los Planes Municipales (PMOT), apoyada por una institucionalidad específica (APOT/CPOT).
El PPOT fue finalmente aprobado en 2017 (Ley 8999) y organiza diagnóstico, escenarios (actual, tendencial, deseado, realizable) y programas estructurantes para abordar problemas críticos como la expansión urbana, la gestión del agua y la desigualdad territorial.
En esa “cascada” metodológica, la provincia clasifica el suelo en Urbano, Interfaz y Rural; los municipios, a su vez, traducen esa base a normas de zonificación y códigos de ocupación del suelo.
La ambición técnica es alta y logró una notable coherencia formal en casi toda la provincia; sin embargo, persisten brechas en la activación de instrumentos (plusvalía, EIT), en la articulación agua–uso del suelo y en capacidades municipales desiguales.
Este sitio resume el modelo, su evolución y qué falta para que el OT sea plenamente operativo y medible, con foco en la interfaz urbano–rural y el vínculo estratégico con el agua.
“El Plan Provincial de Ordenamiento Territorial de Mendoza no es solo un plan para el territorio: es una hoja de ruta para reformar la manera de gobernarlo.”
“El derecho a la ciudad es mucho más que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad.”
Mendoza toma las riendas de su territorio.
El modelo mendocino elevó el Ordenamiento Territorial a política de Estado y fijó un lenguaje común Provincia–Municipios.
Qué ordena el marco provincial.
La Ley 8051 concibe el OT como política de Estado, fija lenguaje común y criterios uniformes y crea APOT (ejecución técnica) y CPOT (deliberación multiactoral). El PPOT 2017 (Ley 8999) consolida el diagnóstico en siete problemas estructurales y los vincula a siete programas, utilizando una secuencia clara de modelos (actual, tendencial, deseado, realizable) para pasar de la evidencia a la acción.
Cómo baja a escala municipal.
La provincia clasifica (Urbano–Interfaz–Rural) con umbrales cuantitativos; los municipios zonifican y definen patrones de asentamiento (usos, subdivisión, FOS/FOT, alturas) en sus Códigos de Ocupación. El objetivo central: ordenar borde urbano, proteger suelos agrícolas y gestionar riesgos, con coherencia metodológica en los 18 departamentos.
Dónde está la frontera crítica.
La Interfaz es la geografía estratégica donde compiten expansión inmobiliaria y preservación de servicios ecosistémicos (cinturón verde, recarga hídrica, mitigación de riesgos). Gestionarla exige datos comparables, fiscalización y decisiones coordinadas.
Lo que falta activar.
La caja de herramientas existe pero aún no tracciona a escala: participación en plusvalías para financiar infraestructura y desalentar la retención ociosa de suelo; Evaluaciones de Impacto Territorial (EIT) para proyectos de gran escala; UEMS para evitar la fragmentación rural; y un SIAT/UGDT plenamente operativo para monitoreo público con indicadores. Sin estas “garras” financieras y de control, los planes corren riesgo de volverse “inocuos por cumplimiento”.
Además, el nexo agua–uso del suelo necesita volver vinculante (certificados de factibilidad hídrica en decisiones de zonificación), y la resolución de conflictos Provincia–Municipios requiere una instancia técnica formal y obligatoria.
Todo esto convive con una realidad: alta coherencia formal y avances importantes, pero con brechas en enforcement, financiamiento y gobernanza que condicionan el impacto territorial.
Ordenamiento Territorial en Mendoza: datos, reglas y gobernanza para decidir el territorio
El caso Mendoza muestra cómo un marco de política pública transforma los datos territoriales en decisiones. La Ley 8051 y el PPOT (2017) ordenan el sistema con un lenguaje común y una secuencia de modelos (actual–tendencial–deseado–realizable).
A partir de allí, los municipios traducen la clasificación provincial (Urbano–Interfaz–Rural) a zonificación y patrones de asentamiento concretos.
El valor de los datos no es decorativo: la Interfaz —la geografía crítica entre la ciudad y el área productiva— exige métricas comparables (densidad, cobertura edilicia, tamaño de parcela), series históricas y monitoreo continuo para frenar la expansión desordenada, proteger el cinturón verde y reducir riesgos.
Desde Dato Inteligente, este tema ilustra la diferencia entre información y gobernanza basada en evidencia:
Instrumentos activables por datos: captura de plusvalías (para financiar ciudad compacta y equipamiento), EIT (para evaluar proyectos de gran escala por sus efectos territoriales), UEMS (para evitar fragmentación rural).
Infraestructura de datos: un SIAT/UGDT interoperable y abierto, con indicadores clave (hectáreas rurales transformadas por año, vivienda nueva en áreas de densificación, cumplimiento de bordes y áreas de riesgo), expuestos en tableros públicos.
Agua como restricción sistémica: decisiones de uso del suelo con certificación hídrica explícita y trazable.
El aprendizaje central para la cultura del dato es nítido: sin instrumentos que usen datos para regular incentivos y riesgos, el mejor plan pierde músculo. Con plusvalía, EIT y SIAT operativos, el OT se vuelve medible, auditable y financiable; sin ellos, queda vulnerable a la inercia.
Este cruce entre modelos, datos e incentivos es el corazón de una Inteligencia Territorial madura: transparenta prioridades, alinea inversiones con el plan y vuelve visibles —en tiempo real— los desvíos que hay que corregir.
Lo esencial para profundizar el tema
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