El Modelo Mendoza: Un Diagnóstico Metodológico y Técnico del Ordenamiento Territorial desde la Ley 8051 hasta su Implementación Municipal
Lectura crítica del marco 8051–8999 y su bajada municipal con métricas, instrumentos y gobernanza.
“El PPOT no es solo un plan para el territorio: es una hoja de ruta para reformar la manera de gobernarlo.”
La política de ordenamiento territorial en Mendoza, iniciada en 2009, busca conciliar desarrollo económico, social y ambiental con una ocupación equilibrada del territorio.
A pesar de una demora de ocho años en la aprobación de su plan provincial (PPOT), este identificó siete problemas estructurales y propuso programas para abordarlos, incluyendo modelos territoriales y herramientas técnicas como la clasificación de suelos en áreas urbanas, de interfaz y rurales, y palancas económicas como la participación en la plusvalía.
La implementación se extiende a planes municipales (PMOT), con mecanismos de coherencia y validación. Aunque el retraso inicial consolidó tendencias no deseadas, el modelo aspira a una gobernanza más eficiente y adaptable, aprovechando la información territorial y el monitoreo para una gestión proactiva y predictiva.
“Cities have the capability of providing something for everybody, only because, and only when, they are created by everybody.”
Investigación:
La Ley 8051 de Ordenamiento Territorial en Mendoza: génesis, estructura y estado de avance. Un balance crítico de su implementación.
RESUMEN (ABSTRACT)
El trabajo examina la trayectoria del Ordenamiento Territorial en Mendoza como política de Estado, iniciada con la Ley 8051 (2009). Expone su jerarquía de instrumentos (PPOT, PMOT, planes especiales) y el diseño institucional (APOT como brazo técnico; CPOT como foro multi-actor obligatorio).
Advierte una “paradoja de la rigidez”: plazos y sanciones ambiciosos sin capacidades equivalentes, lo que contribuyó a una brecha 2009–2017 que consolidó el modelo tendencial que se buscaba revertir. Con la Ley 8999 (2017), el PPOT fija diagnóstico (siete problemas estructurales), modelos (actual, tendencial, deseado y realizable) y siete programas estructurantes que se corresponden con dichos problemas.
En lo metodológico, destaca una clasificación cuantitativa del territorio (densidad poblacional, densidad edilicia, tamaño de parcela) y la centralidad del área de interfaz urbano-rural como “campo de batalla” para la contención del avance urbano sobre suelos agrícolas de alto valor.
En lo económico-regulatorio, incorpora plusvalía, reforma fiscal y UEMS; en control y aprendizaje, un esquema de auditorías y Evaluaciones de Impacto Territorial a 12 y 24 años, apoyado en el SIAT como infraestructura de datos e interoperabilidad municipal. La “cascada” hacia lo local exige que los PMOT traduzcan la clasificación en zonificación y patrones de asentamiento (usos, subdivisión, FOS/FOT), con asistencia y validación provincial, pero convive con la fuerte autonomía municipal, generando fricciones que prueban la resiliencia del modelo.
Entre las lecciones: alinear ambición normativa con capacidades, cuantificar para reducir discrecionalidad, focalizar en geografías críticas e implementar gradualmente instrumentos complejos.
El texto sugiere evolucionar hacia Inteligencia Territorial: modelado dinámico, escenarios con IA y monitoreo casi en tiempo real para una gobernanza más anticipatoria y eficaz.